Aprovechando una tirada del Tarot Zen de Osho, os muestro esta carta que nos recuerda una vez más lo básico de la vida, el AQUÍ y el AHORA...y como alguna vez he escrito por este blog, "la VIDA nos da señales instante a instante, sólo depende de nosotros querer abrir los ojos y dejarnos envolver por la CONSCIENCIA".
Mientras editaba este post recibí una llamada sorpresa y tras colgar el teléfono, un mensaje llegó a mí: "has de ser tú quien te acerques a ellos para que así puedan conocer tu realidad".
GRACIAS Mensajero de la Luz
MOMENTO a MOMENTO
A medida que esta figura se desplaza por las piedras, pisa con ligereza y sin seriedad, y al mismo tiempo con equilibrio y estado de alerta. Detrás del remolino de las aguas siempre cambiantes, podemos ver las formas de unos edificios; parece como si hubiese una ciudad al fondo. Este hombre que está en el mercado y al mismo tiempo fuera de él, mantiene su equilibrio y es capaz de observarlo todo desde arriba.
Esta carta nos reta a alejarnos de nuestras preocupaciones por otros espacios y otros tiempos y a permanecer alerta a lo que está sucediendo aquí y ahora. La vida es un gran océano en el cual puedes jugar si abandonas todas tus opiniones, tus preferencias y la dependencia a los detalles de tus planes a largo plazo. Permanece disponible a lo que aparezca en tu camino tal como viene. Y no te preocupes si tropiezas o caes; levántate simplemente, límpiate el polvo, ríete con ganas y continúa.
El pasado ya no existe y el futuro aún no ha llegado; los dos se mueven en direcciones que no existen. Uno solía existir pero ya no existe y el otro aún no ha empezado a existir. La única persona acertada es aquella que vive momento a momento, aquella cuya flecha se dirige al momento, lo que siempre está aquí y ahora. Dondequiera que esté, toda su conciencia, todo su ser, está ocupado en la realidad de aquí y ahora. Esta es la única dirección correcta. Solamente un hombre así puede entrar por la puerta dorada. El presente es la puerta dorada.
El aquí y ahora es la puerta dorada... y tú puedes estar en el presente solamente si no eres ambicioso, si no hay propósito, si no hay deseo de lograr poder, dinero, prestigio, incluso iluminación, porque toda ambición te lleva al futuro. Solamente un hombre no ambicioso puede permanecer en el presente.
Un hombre que quiere estar en el presente no debe pensar, simplemente tiene que ver y pasar por la puerta. La experiencia vendrá, pero la experiencia no tiene que ser premeditada. (Osho, The Great Zen Master Ta hui, cap. 37)
Esta carta nos reta a alejarnos de nuestras preocupaciones por otros espacios y otros tiempos y a permanecer alerta a lo que está sucediendo aquí y ahora. La vida es un gran océano en el cual puedes jugar si abandonas todas tus opiniones, tus preferencias y la dependencia a los detalles de tus planes a largo plazo. Permanece disponible a lo que aparezca en tu camino tal como viene. Y no te preocupes si tropiezas o caes; levántate simplemente, límpiate el polvo, ríete con ganas y continúa.
El pasado ya no existe y el futuro aún no ha llegado; los dos se mueven en direcciones que no existen. Uno solía existir pero ya no existe y el otro aún no ha empezado a existir. La única persona acertada es aquella que vive momento a momento, aquella cuya flecha se dirige al momento, lo que siempre está aquí y ahora. Dondequiera que esté, toda su conciencia, todo su ser, está ocupado en la realidad de aquí y ahora. Esta es la única dirección correcta. Solamente un hombre así puede entrar por la puerta dorada. El presente es la puerta dorada.
El aquí y ahora es la puerta dorada... y tú puedes estar en el presente solamente si no eres ambicioso, si no hay propósito, si no hay deseo de lograr poder, dinero, prestigio, incluso iluminación, porque toda ambición te lleva al futuro. Solamente un hombre no ambicioso puede permanecer en el presente.
Un hombre que quiere estar en el presente no debe pensar, simplemente tiene que ver y pasar por la puerta. La experiencia vendrá, pero la experiencia no tiene que ser premeditada. (Osho, The Great Zen Master Ta hui, cap. 37)