“Lo cotidiano habla en voz baja con lo eterno”
El creador de la biodanza Rolando Toro, fue también el primer compatriota en probar el LSD, como parte del equipo de profesionales que lideró el experimento de tomas de ácido lisérgico a mediados de los 60 en el Instituto de Antropología Médica de la Universidad de Chile, experiencia que según cuenta, cambio de manera definitiva su estar en la vida. A los 80 y pico años este primer siconauta revisa con nosotros su aventura vital. Por Eli Neira
Si de él dependiera, liberaría a la marihuana y permitiría el consumo de ácido lisérgico sólo en circunstancias muy seleccionadas, en personas evaluadas síquicamente, que cumplan con un mínimo de integración en el carácter, bajo la supervisión de un guía, profesionalmente apto “que conozca la fenomenología del delirio” dice, en un marco ceremonial, casi como entre chamanes de una antigua casta de tomadores de peyote, pero eso sí, sin vómito, porque a Rolando Toro, esa fue la parte que no le gustó de la Ayahuasca y el Peyote y la parte que mas le gustó del LSD, "que su consumo es limpio y no deja ningún tipo de secuela orgánica" afirma.
La demonización y la prohibición
Cuando la partita número 1 de Bach para violín va por la mitad, Rolando Toro confiesa que conoció a Albert Hoffman, el descubridor del ácido lisérgico.
Si de él dependiera, liberaría a la marihuana y permitiría el consumo de ácido lisérgico sólo en circunstancias muy seleccionadas, en personas evaluadas síquicamente, que cumplan con un mínimo de integración en el carácter, bajo la supervisión de un guía, profesionalmente apto “que conozca la fenomenología del delirio” dice, en un marco ceremonial, casi como entre chamanes de una antigua casta de tomadores de peyote, pero eso sí, sin vómito, porque a Rolando Toro, esa fue la parte que no le gustó de la Ayahuasca y el Peyote y la parte que mas le gustó del LSD, "que su consumo es limpio y no deja ningún tipo de secuela orgánica" afirma.
- ¿Cómo fue que usted se convirtió en el primer siconauta de Chile?
- Yo trabajaba como científico en el Instituto de Antropología Médica cuyo objetivo era humanizar la medicina. Entonces entre nuestros múltiples asuntos, nos llego un día del laboratorio Sandoz, tres muestras de LSD para ser usadas en investigación. Entusiasmados formamos un equipo de trabajo con Claudio Naranjo y Ludwid Zeller y entre los tres sorteamos quien se lo tomaba primero y salí yo.
- ¿Envió el laboratorio junto con las muestras algún instructivo de cómo debía ser ingerida esta nueva sustancia, de los riesgos o las contraindicaciones?
- No. No teníamos información de ningún tipo. Es decir, nadie tenía información, por eso el laboratorio enviaba las muestras, para recabar información.
- ¿Y qué le paso a usted esa primera vez?
- Bueno, media hora después de la ingesta, yo lo veo a Claudio Naranjo y fue como penetrar en un mar de conocimiento profundo y le dije “la sicología está en la edad de piedra”. Entendi que la ciencia no sabe NADA del hombre. Yo de mirar a Claudio supe todo, de una sola vez. Solo de mirarlo porque la percepción se hizo esencial. A Claudio lo vi transparente y abstracto, muy bello. Y a Ludwid como un ser mágico lleno de actividad interna.
- ¿Qué mas le sucedió?
- Luego escuche música y tuve un entendimiento profundo de cómo se manifiesta el sentido musical en nuestro cuerpo.
- ¿Recuerda que escuchó?
- Si claro, (se para y se dirige hacia una radio, busca en una disquetera un cd y lo pone) la partita numero 1 de Bach para violín. (Apenas escucha la música, cierra los ojos y comienza un seguimiento con el cuerpo) Hay que aprender a escuchar con el cuerpo dice.
- Fue la experiencia del ácido decisiva para su descubrimiento de la biodanza.
- No exactamente pero tuvo que ver. Yo ya venia de mucho antes con el tema de la biodanza pero el ácido agudizó en mi la sensación de la vivencia de la música en el cuerpo y no como estructura de pensamiento musical. Me di cuenta que todo el arte, la sicologia y nuestros conocimientos primero que nada eran vivencias, luego se transformaban en ideas.
La demonización y la prohibición
Cuando la partita número 1 de Bach para violín va por la mitad, Rolando Toro confiesa que conoció a Albert Hoffman, el descubridor del ácido lisérgico.
- ¿Cómo sucedió ese encuentro?
- Yo viajé a Suiza a conocerlo. Para mi Hoffman fue y sigue siendo un genio total.
- ¿Compartieron una toma de LSD?
- No, por desgracia no pudimos compartir una experiencia pero él me explicó de manera muy minuciosa la estructura química de la fórmula del LSD
- En total, ¿Cuántas tomas realizó usted?
- Entre 15 o 20
- ¿Y cuales fueron sus conclusiones mas generales?
- Mira lo que sucede con el ácido te lo puedo explicar a través de un verso de Rilke que dice “Lo cotidiano habla en voz baja con lo eterno”. Es decir en el mundo cotidiano, en los fenómenos cotidianos late lo esencial, hay que ampliar la percepción para verlo y eso es lo que hace el ácido. La mayoría de la gente ve la flor pero no la siente. No ve la vida manifiesta en la flor. Lo mismo pasa con las personas, tu ves las apariencias pero con el ácido te vas directo al alma. Se produce lo que Emmanuel Levitas define como una relación epifánica y que es cuando mi parte sagrada se conecta con lo sagrado de otro. Ocurre un despertar místico que lo conecta a uno con la naturaleza y con los otros seres humanos.
- Una vez que se tiene esa experiencia digamos luminosa, ¿Se puede volver a ser como antes?
- No, es irreversible.
- En Chile, en el experimento que usted dirigió junto a Naranjo y Zeller, ¿Cuánta gente tomó?
- Mucha gente, yo diría que alrededor de 300 personas, casi todos pintores. Yo dirigí a muchos pintores y pasaron cosas muy lindas, por ejemplo Nemesio Antúnez se conectó con los colores secretos de las piedras y tú lo veías como andaba por el patio acunando piedras como si fueran tesoros, ¡Era hermoso!. También les paso a muchos conectarse con la miseria de este mundo, con lo miserable de la vida basada en el egoísmo y la sobrevivencia y ellos lloraban desconsolados.
- ¿Cuándo y por que comenzó la demonización y la prohibición?
- En los 70. Entonces comenzó lo que podríamos llamar una ingesta frívola, sin guía y sin preparación. La clave para tener una buena experiencia lisérgica está en que para que la apertura de conciencia no te vuelva loco es necesario cierto grado de integración de la personalidad. Por otra parte el guía, debe tener conocimientos de la fenomenología del delirio para poder conducir a buen puerto el viaje síquico. Entonces lo que paso con la ingesta frívola es que la gente comenzó a tener accidentes graves, algunos sentían que podían volar y se lanzaban al vacío. Ahí comenzó la demonización y la alarma. Tuvo mucho que ver los experimentos de Timoty Leary. El fue muy irresponsable y de hecho Hoffman lo detestaba por eso.
- ¿Timoty Leary fue el tipo que quería poner LSD en las cañerías?
- Si y todos sus experimentos destruyeron al ácido como posible terapia. Hoffman por ejemplo, era partidario de hacerle un examen a la persona antes de tener la experiencia porque imagínate los efectos que podría tener el ácido en personalidades altamente sicopáticas, individualistas e indolentes.
- ¿Cómo fue que el experimento terminó?
- Muy simple. A comienzo de los 70, yo mande a pedir 5000 dosis a Sandoz para continuar con nuestros experimentos y recibí de vuelta una carta diciendo que se paraba la producción de ácido lisérgico para todos los países. Y bueno luego vino el golpe y ya conocemos esa historia.
- ¿Cómo fue la reacción del mundo científico y académico con respecto a su experimento?, ¿Generó sospechas, polémicas?
- Bien. No hubo problemas. Yo era un científico respetado así que lo que estaba haciendo se enmarcaba dentro de mi desarrollo como investigador.
- Cuando llega el golpe militar ¿Usted fue perseguido?
- No exactamente pero yo era amigo de Neruda y de Allende, por lo que caí rápidamente en las listas negras. Me echaron de las dos universidades en las que trabajaba y tuve que salir del país. Me fui primero a Argentina y luego a Brasil, después a Europa, dando a conocer en el mundo la biodanza.
- ¿Qué piensa de la prohibición que hoy afecta a todas las sustancias sicoactivas desde el cannabis hasta el LSD?
- Pienso que la química celular es también espiritual, es decir que tiene su correlato, su equivalente. Todo en el universo esta organizado para la vida, el amor y la conciencia. Lamentablemente vivimos en una sociedad altamente sicopática pero que esta entrando en su fase crítica. Si de mi dependiera, liberaría el cannabis porque tiene altas cualidades terapéuticas y su consumo es inocuo excepto por el síndrome desmotivacional. Lo que haría con el LSD es formar institutos especializados. Abriría centros muy selectivos para hacer ingestas con determinados individuos, pero siempre dentro de una ceremonia, dentro de un contexto significativo, ya que se trata de una experiencia trascendetal.
- ¿Cuál es el principal problema de nuestra sociedad sicopática?, ¿El culto al dinero, el inidividualismo?
- La absoluta falta de amor.