1. INTRODUCCIÓN:
2. ANÁLISIS DE CABELLO Y DESEQUILIBRIO MINERAL, MINERALES QUE SE ANALIZAN:
El cabello es por varias razones un tejido ideal para analizar y controlar el estado nutricional y una posible carga de metales pesados. Coger una muestra de cabello es fácil de realizar, y también lo es el guardar la muestra y transportarla. Todas las sustancias nutritivas importantes y los elementos tóxicos se acumulan en el cabello. El cabello es especialmente apropiado para investigar la influencia del ambiente sobre el ser humano, tanto a nivel global, regional y local. El analizar el estado nutritivo a través de un análisis mineral de cabello tiene muchas ventajas en comparación con análisis de otros tejidos, puesto que muestra el grado de retención de minerales en el cuerpo por periodos prolongados de tiempo y no un desequilibrio puntual. Hacer un test de los minerales en la orina solo mide cuales y que cantidad de minerales son eliminadas. La sangre muestra que minerales temporalmente se absorben y circulan antes de segregar y/o separarse en depósitos de almacenamiento. Las pruebas de sangre y orina muestran el estado mineral en el cuerpo a un momento determinado. Sin embargo, las concentraciones de minerales que se encuentran en el cabello representan la ingestión o exposición que ha estado ocurriendo durante mucho tiempo, lo cual hace útil el análisis mineral de cabello para estudios nutritivos y epidemiológicos.
- Dieta poco variada y refinada.
- Minerales pesados en el entorno.
- Estrés.
- Tanto físico como emocional.
- Consumición no planificada de minerales y vitaminas.
- Medicamentos.
- Carencias y desequilibrios innatos.
- Estrés oxidativo.
- Elementos quelantes (conservantes y aditivos químicos alimentarios)
3. LOS METALES PESADOS:
Se conoce bajo la denominación de metales pesados a una serie de elementos metálicos de alta densidad (superior a 4.5 gr/cm3) que pueden ser esenciales o no esenciales. Entre los primeros encontramos el hierro, cobre, zinc…. son requeridos por nuestro organismo para su normal desarrollo; entre los no esenciales tenemos al mercurio, plomo, cadmio, aluminio, etc… y por lo general son altamente tóxicos, su capacidad de acumulación es muy elevada mientras que la capacidad orgánica para eliminarlos es muy limitada y su eliminación es lenta, además no son requeridos por el organismo para el desarrollo de sus funciones y la formación de sus estructuras. La presencia de estos elementos es dañina y el cuerpo reacciona frente a ellos eliminándolos previa biotransformación.
Sus principales características:
- Son lipofílicos
- Atraviesan con facilidad las membranas biológicas
- Son excretados a baja velocidad
- Se acumulan en compartimentos hidrofóbicos
La vía de asimilación principal es el sistema digestivo, aunque la piel y la vía pulmonar también intervien, luego existen otras vías como la intravenosa o intramuscular como en el caso de las vacunaciones y algunos fármacos.
Digamos entonces, que los niveles máximos tolerados para los distintos tóxicos, son valoraciones pensadas para la carga tóxica de solo ese elemento y no tiene en cuenta la presencia de otros. Además, en toxicología 1+1 = 11 no 2.
Las vias de eliminación son prioritariamente los riñones, la vía intestinal y la piel. Pero como ya hemos indicado, estos elementos precisan de una biotransformación para poder ser eliminados, siendo el hígado el principal protagonista de esta tarea.
Efectos generales sobre la actividad celular de los MMPP:
- Alteran la permeabilidad de la membrana celular
- Desplazan a los minerales de su lugar activo en la célula
- Alteración de la respiración celular
- Afectación de la actividad enzimática celular
Estos cambios y modificaciones a nivel celular producen a su vez una alteración funcional, modificando la polaridad y respuesta eléctrica de las células (especialmente las del tejido nervioso), excitando o inhibiendo la respuesta nerviosa y producción de neurotransmisores, etc. Estas alteraciones a nivel celular tienen manifestaciones iniciales de carácter subclínico y solapado, pasando posteriormente tras el agotamiento de los recursos orgánicos a manifestarse en alteraciones clínicas de carácter visible e inespecífico, que suelen enmascararse bajo enfermedades catalogadas como idiopáticas.
Si bien en los envenenamientos agudos por metales pesados existe una descripción clínica y detallada de sus síntomas, en los envenenamientos lentos, progresivos y de carácter crónico, estas referencias no son válidas. La experiencia nos dice que los envenenamientos por metales pesados se desarrollan en relación a otros padecimientos o deficiencias funcionales y que tales intoxicaciones se enmascaran tras enfermedades más o menos definidas aunque lo habitual es que produzcan cuadros inespecíficos en los que las analíticas y estudios convencionales no revelan dato significativo alguno. En estos casos, una vez más, el enfermo es tachado de hipocondríaco o de neurótico y es remitido al psiquiatra.
Las enzimas y cofactores:
Cada célula produce una serie de sustancias denominadas enzimas, aproximadamente y según el grado de especialización e importancia de cada célula se puede presentar una mayor o menor diversidad y actividad enzimática. En su totalidad, existen unas 15.000 enzimas en nuestro organismo, de las cuales solo unas 2.000 están identificadas. Para producir tales enzimas se precisa de minerales, vitaminas y otras sustancias básicas. El sistema enzimático es imprescindible para el desarrollo del metabolismo pues es en virtud a estas enzimas que se puede llevar a cabo tal actividad. El fallo o deficiencia relativa de una sola enzima puede poner en riesgo no solo la salud de todo el sistema orgánico, sino que incluso la misma vida. Las enzimas forman parte, como dijimos, de toda reacción metabólica, intervienen facilitando y haciendo posible las reacciones químicas de nuestro organismo, disminuyendo la cantidad de energía necesaria para su desarrollo o acelerando dichas reacciones, son elementos esenciales. Por otro lado tenemos las coenzimas y cofactores, que son elementos que interactúan con las enzimas para que estas puedan desarrollar su función, dentro de estos cofactores se encuentran la práctica totalidad de los oligoelementos, minerales y las vitaminas (especialmente el complejo B). Por ello, es tan extraordinariamente crítico el que los metales pesados desplacen a los minerales de su lugar activo en el metabolismo celular, porque bloquean el metabolismo de la célula al privar a esta de las sustancias necesarias para fabricar las enzimas (entre otras razones).
Por ejemplo, para hacernos una idea de la importancia de las enzimas cito dos ejemplos: en determinado estudio en el que se utilizaron vacas, se realizó un experimento en el que se inhibió la acción de una enzima que interviene en el proceso de la formación del colágeno (componente fundamental de la piel, y tejido conjuntivo), el resultado fue que la piel de estos animales se desprendía y desgarraba cayendo literalmente al suelo por su propio peso, a causa de la deficiencia de colágeno, ya que al faltar esta enzima no podía ser sintetizado por las células. Otro ejemplo es el de los fenilcetonúricos, a quienes por un fallo genético, les falta una enzima necesaria para la metabolización del aminoácido fenilalanina , los niños nacidos con esta deficiencia sufren retraso mental, convulsiones, menor desarrollo de la pigmentación del cabello y la piel, eccemas, y otros trastornos neurológicos.
Piénsese también, que un solo oligoelemento puede intervenir como cofactor en más de 200 reacciones enzimáticas diferentes activándolas, es el caso del zinc que es desplazado por el mercurio (por ejemplo).
Tropismo:
Cada metal pesado, por lo general, presenta una especial afinidad o preferencia por un tejido determinado, en el caso del mercurio estos tejidos son los riñones, órganos linfoides y el tejido nervioso; el plomo presenta gran afinidad por el tejido nervioso, los dientes, huesos, hematíes y ganglios linfáticos. Y así cada elemento tóxico tiene su terreno preferente en el que acumularse, si bien la distribución de muchos de ellos también puede tener un carácter más homogéneo.
Cuando la cantidad de metales tóxicos a la que nos exponemos es superior a nuestra capacidad de eliminación, estos se acumulan en los tejidos por los cuales presentan una mayor afinidad. La capacidad de eliminación es relativa a nuestra propia capacidad de detoxificación, al grado de exposición y a otros factores concomitantes como el correcto estado de nuestras barreras defensivas naturales, de la flora intestinal….
Tratamiento:
Existen diversos protocolos y estudios respecto a la quelación de metales pesados, posiblemente, y desde mi particular punto de vista, ninguno de ellos tiene la razón en su totalidad, sino que son complementarios unos de otros y su eficiencia es relativa dependiendo de las particularidades de cada enfermo. La primera consideración que se ha de hacer es esta: ¿Cuál es el estado general del paciente?. Es preciso valorar su estado normoenergético, su vitalidad, su constitución, estado nutricional, enzimático, sus recursos antioxidantes, su edad, el tiempo y niveles de exposición a los tóxicos, estabilidad y fortaleza psicoemocional. E incluso su poder adquisitivo, pues hay tratamientos más o menos costosos…
Yo, si bien he bebido de diversas fuentes y cuento con experiencia personal, no solo como terapeuta, sino también como paciente en la desintoxicación de metales pesados (mercurio y aluminio en concreto), creo que la planificación de la terapia de quelación debe ser hecha como un traje a medida.
Téngase en cuenta además, que muchas veces se enfoca el problema simplemente desde el punto de vista de la alteración provocada por el tóxico, y considero sin embargo, tan importante como esto, considerar de igual forma el estado mineral general, pero no en términos de cantidades, que también, sino principalmente en término de relaciones entre estos.
El hígado es de alguna manera, el eje fundamental de la desintoxicación del organismo, en este caso de intoxicaciones por metales pesados no podía ser menos, se supone que su relevancia frente al resto de medios de eliminación, o debiéramos decir mejor “biotransformación” para su posterior eliminación, es del 80%.
El hígado se deshace de los tóxicos que invaden a nuestro organismo mediante dos etapas, en una primera etapa donde predomina la acción enzimática u oxidativa, se modifica la estructura de los tóxicos para convertirlos en sustancias más reactivas que puedan posteriormente ser tratadas y eliminadas; en una segunda etapa el tóxico es conjugado con otros elementos convirtiéndolo en una sustancia hidrosoluble que puede ser, ahora sí, directamente eliminada. En ambas etapas se depende de la capacidad enzimática innata del propio órgano (familias de citocromos, superoxido dismutasa…) y de que se posean las sustancias adecuadas para la realización de tales procesos (determinados aminoácidos, vitaminas, minerales…).
También debe tenerse en cuenta que a la hora de eliminar los metales pesados de nuestro organismo han de ser removidos, y en dicho proceso se pueden agravar los síntomas ya padecidos o incluso presentarse otros nuevos, si ocurriera esto, debe detenerse el proceso de quelación por un espacio de tiempo prudente y posteriormente retomar la terapia pero ajustando las dosis de los elementos removedores que estemos utilizando.
Una consideración muy importante que pocos autores observan, es que después de años de desequilibrios minerales a causa de la intrusión de los metales pesados, y dado el desplazamiento que estos provocan sobre los minerales precisos para el metabolismo celular, las células poco a poco van disminuyendo su sensibilidad para con los minerales y oligoelementos en cuestión, estas funciones se deterioran aún más cuando se produce la replicación celular, llegando un momento en el que las células han perdido prácticamente la memoria con relación a estos elementos esenciales, y aún habiendo extraido los metales tóxicos del medio celular y proporcionar en la alimentación o suplementación los elementos minerales precisos, estos no son bioasimilados de forma eficiente a nivel celular.
Un símil para comprender esta cuestión sería las tradiciones culturales, durante muchas generaciones ciertas tradiciones han pasado de padres a hijos manteniéndose vivas a lo largo del paso del tiempo, pero en la actualidad por determinadas exigencias del medio, la transmisión de padres a hijos, de dichas tradiciones de nuestros antepasados ha ido decreciendo por falta de tiempo e interés para con las nuevas exigencias que han surgido en las sociedades actuales, de este modo se va recortando la información hasta que llega una generación en la que dicho legado se pierde en su totalidad.. Este sencillo hecho es aplicable a la memoria celular.
Entonces se hace precisa la utilización de formulas homeopáticas de estos minerales, pero expresados a una dilución adecuada que ronde entre lo puramente físico y lo puramente energético, para de este modo reintroducir en el medio celular la información precisa con respecto a dicha sustancia y de este modo recuperar la función.
Los tiempos de tratamiento, son por tanto, relativos a cada individuo.
Como coletilla final adjunto un video elaborado por la Universidad de Calgary sobre un estudio en el que se observó los efectos del mercurio sobre el tejido nervioso, en el vídeo, que consta de una parte de imagen utilizando la técnica de cámara rápida (donde se presenta en un minuto media hora de filmación) y de otra animada, se muestra una célula nerviosa cultivada in vitro que es expuesta a una fuente de mercurio. En el momento en que se inocula mercurio en el medio de cultivo y este entra en contacto con la célula, se observa como las terminaciones de la célula se retraen hasta el punto en que parece haber sufrido una resección. Posteriormente se explica el mecanismo fisiopatológico y se muestra mediante animación como afecta a las proteínas estructurales del axón. Al final se compara mediante fotografía microscópica el estado de la célula antes y después de la exposición al mercurio.
Fuente: http://vicentesaavedra.blogia.com/
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