Piensa en un riachuelo en sus inicios, donde la corriente va fuerte
y continuamente está el agua en movimiento,
es difícil que se formen pequeños charcos o trozos de agua estancados.
A medida que ese riachuelo se convierte en río, su corriente y su caudal crece,
con lo que la posibilidad de formarse un charco de agua estancada
motivado por una piedra que ha ido recojiendo troncos, cañas,
y demás cosas que arrastra el río, es mayor.
De todas formas, hay épocas en las que
el río crece y hace correr el agua que estaba estancada en esos charcos,
renueva lo que se haya podido formar y que a penas se movía
porque realmente no era necesario. De repente, ese agua estancada
con todo lo que le acompaña, troncos, cañas, algún plástico, etc...
se ven sorprendidos porque han de moverse y volver a colocarse
ya que viene más agua para el mismo espacio.
Muchos troncos, cañas y demás objetos que se han quedado estancados,
se sienten amenazados porque puede ser que esa corriente que entre les lleve a otro lado.
Ese es el riesgo real de que el agua limpia y fresca, entre a un charco estancado.
Ese es el riesgo real de que el agua limpia y fresca, entre a un charco estancado.
© Majeito (17 de noviembre de 2008)